La Esquizofrenia
La esquizofrenia es una
enfermedad mental grave que afecta aproximadamente a una de cada 100 personas.
Generalmente comienza entre los 16 y los 25 años de edad, aunque en ocasiones
puede iniciarse en la edad media de la vida o incluso mucho más tarde. Cuanto
más precoz sea el comienzo de la enfermedad, mayor potencial tendrá para dañar
la personalidad del paciente, así como su capacidad para llevar a cabo una vida
normal. Aunque tiene tratamiento, las recaídas son frecuentes y en ocasiones el
paciente no se recupera por completo de las mismas. Esta enfermedad puede hacer
muy difícil trabajar, estudiar, relacionarse con los demás, y llevar a cabo una
vida totalmente independiente, causando gran sufrimiento en los familiares del
paciente.
Carece de todo sentido la
idea que muchas personas tienen de que quien sufre una esquizofrenia puede
parecer perfectamente normal en un momento dado y convertirse en un asesino
trastornado a continuación. Lo cierto es que las personas que padecen una esquizofrenia
rara vez son peligrosas. La gente suele emplear inadecuadamente la palabra
esquizofrenia con dos sentidos diferentes. Algunos entienden esta palabra como "el tener sentimientos mezclados o
contradictorios sobre algo", lo cual en sí es parte de la naturaleza
humana, y correspondería mejor con el término de ambivalencia (Te amo por esto,
pero te odio por aquello). Otros, más frecuentemente, pueden considerarla como "el comportarse de formas muy
diferentes en diferentes ocasiones". De nuevo, esto forma parte de la
naturaleza humana.
La esquizofrenia
es una enfermedad cerebral compleja en la que se produce un funcionamiento
defectuoso de los circuitos cerebrales que provoca un desequilibrio entre los
neurotransmisores. Por consiguiente, se verán afectadas algunas de las
funciones que rigen el pensamiento, las emociones y la conducta.
El
funcionamiento defectuoso se asocia con anomalías estructurales y alteraciones
funcionales en determinadas áreas del sistema nervioso central.
La
estigmatización de muchas de las enfermedades mentales, y quizás de forma más
acusada en el caso de la esquizofrenia, ha hecho que persistan aún opiniones
confusas y erróneas a las que hay que hacer frente porque no definen esta
enfermedad.
_ No se trata de un estado de doble personalidad.
_ No es fruto de una baja escolarización.
_ No es el resultado de un trauma
psicológico infantil.
_ No existen culpables en el origen de la
esquizofrenia.
La
esquizofrenia es el resultado de la interacción de numerosos factores. La
teoría en la que se basan actualmente los científicos es que existiría una
alteración en el desarrollo del sistema nervioso central, ya desde la vida
prenatal, que podría explicar el funcionamiento anómalo posterior. Los factores
de riesgo son:
_ Predisposición genética.
_ Alteraciones durante el embarazo.
_ Consumo de sustancias tóxicas.
_ Estresantes ambientales.
_ Incumplimiento de la medicación como
factor de recaída.
Un paciente
que presente un primer episodio psicótico no significa que tenga que sufrir
necesariamente de esquizofrenia. Son la historia clínica, los resultados de las
pruebas complementarias y la evolución en el tiempo los que permiten establecer
el diagnóstico definitivo.
Síntomas
Los pensamientos,
sentimientos y conductas del paciente con esquizofrenia están en parte
desconectados unos de otros, de forma que lo que la persona dice puede no
guardar relación con lo que siente o hace, o lo que hace puede contrastar con
lo que dice o siente. Esto es más fácil de ilustrar mediante la descripción de los
síntomas. Los síntomas de la esquizofrenia se dividen en dos grandes grupos:
los síntomas positivos, que son experiencias anormales, y los síntomas
negativos, que son más la ausencia de conductas normales.
Existe una
gran variedad de manifestaciones clínicas, lo que en ocasiones puede hacernos
pensar que diagnosticamos con el mismo nombre a pacientes que se parecen poco
entre sí.
Hasta el
momento, existen diferentes subtipos de esquizofrenia descritos, dependiendo de
que predominen unos síntomas y signos más que otros, y según cómo se
manifiesten en cada caso (paranoide, hebefrénica, catatónica, simple, etc.).
De forma
general, los síntomas más importantes se pueden clasificar en dos grupos:
Síntomas
Positivos
Se conocen
así las percepciones, ideas y comportamientos patológicos que presenta el
enfermo, pero que no aparecen en la población general. No hay que atribuirlo a
que el enfermo se inventa cosas, porque realmente él cree que
está viviendo en esa nueva y propia realidad percibida. En este momento no
tiene conciencia de la enfermedad y no es recomendable contraponer de forma
drástica sus ideas frente a las de los familiares.
Síntomas positivos más destacados
· Ideas
delirantes: son
aquellas creencias personales que tiene el paciente, quien cree, absolutamente
convencido, que están sucediendo, cuando no es así. Según la temática de lo que
explique podemos tener diferentes ejemplos de ideación delirante: creer que lo
persiguen, que es una persona escogida por Dios, que todo el mundo lo observa...
· Alucinaciones:
son aquellas
percepciones sensoriales que el enfermo tiene sin que exista un estímulo. Las
más frecuentes son las alucinaciones auditivas (oír voces cuando nadie está
hablando), aunque también pueden ser visuales, gustativas, etc.
· Desorganización
del pensamiento: consiste
en la incapacidad de organizar un pensamiento coherente, de forma que en muchas
ocasiones el lenguaje resultará inconexo y carente de sentido.
· Alteraciones
de la conducta: pueden
aparecer conductas extravagantes y erráticas, sin ninguna finalidad clara.
Síntomas
Negativos
Se llaman
así porque las conductas habituales de la población general no afectada faltan
o están disminuidas en el enfermo. A veces pueden ser más difíciles de detectar
puesto que, en un primer momento, no llaman tanto la atención.
Síntomas negativos más destacados
·
Apatía
- abulia: pérdida de
la iniciativa para desarrollar propósitos y finalizarlos.
· Anhedonía:
pérdida de la
capacidad de disfrutar con las cosas que habitualmente le gustaba hacer.
· Aislamiento
social: disminución
del interés por las relaciones sociales, con tendencia a las actividades
solitarias.
· Afectividad
aplanada: reducción de
la intensidad de la expresión y de la respuesta emocional.
· Se
manifiesta de diferentes maneras: expresión facial inmutable, disminución de
los movimientos espontáneos, pobreza en la gesticulación, poco contacto visual
y disminución del tono de la voz y de la cantidad de palabras cuando habla.
Lenguaje y
conducta
En ocasiones la
esquizofrenia interfiere con la capacidad de razonar del paciente, de forma que
se hace difícil comprender lo que dice el paciente. La conducta del paciente
puede estar afectada por las alucinaciones, de manera que hable o grite a sus
"voces", o que haga lo que en ellas se le dice, lo cual en ocasiones
puede incluso significar que el paciente se autolesione o intente suicidarse.
Con frecuencia las falsas creencias no afectan a la conducta aparente del
paciente. Ejemplo: “el Mesías no predica
la palabra de Dios”, “el archiduque vive tranquilamente de la seguridad
social”, aunque los delirios de tipo persecutorio pueden llevar al paciente
a acusar a los miembros de su familia de ser extraños y, raramente, puede
llevarle a agresiones que, en ocasiones, llegan a ser peligrosas. Cuando tales
incidentes ocurren, causan una gran preocupación y tensión en el entorno del
paciente. En algunos lugares, existen protocolos especiales de seguimiento que
tienen por objetivo hacer menos frecuentes dichas agresiones, aunque por el
momento no existe consenso sobre su posible efectividad.
Otros síntomas
Lentitud o bloqueo en
la conversación, dificultades para establecer relaciones con otras personas,
etc.
Otros
síntomas que presentan y que no están incluidos en estas clasificaciones pueden
ser: creer que la gente puede saber lo que piensan, que pueden imponerles determinados
pensamientos, o robarles ideas propias, etc.
De entre
todos los síntomas, los observados con más frecuencia en pacientes
esquizofrénicos son: falta de conciencia de la enfermedad, afectividad
aplanada, retraimiento social, ideas delirantes, pérdida de intereses y del
cuidado del aspecto personal, alucinaciones auditivas y apatía.
Diagnóstico
En la
actualidad, el diagnóstico de esquizofrenia se realiza a través de la historia
clínica del paciente y de la información de los familiares y compañeros. La
enfermedad se diagnostica según unos criterios clínicos, reforzados con la
realización de pruebas psicométricas y neuropsicológicas y, en algunos casos,
mediante técnicas de diagnóstico por la imagen (neuroimagen).
La
esquizofrenia es una enfermedad con tendencia a la cronicidad. Suele empezar
por una fase que puede durar días, meses, o incluso años, en la que aparecen
cambios mínimos en el carácter, disminuye el rendimiento escolar, aumenta la
ansiedad y se produce cierto aislamiento social.
En la
aparición del primer episodio psicótico, generalmente predominan los llamados
síntomas positivos, aunque existe algún tipo de esquizofrenia en la que estos
síntomas no aparecen nunca.
Cuando
aparece el primer episodio psicótico puede ser necesaria la hospitalización del
enfermo y la instauración del tratamiento que tendrá que seguir de forma
prolongada.
Tras la
remisión del episodio, el enfermo puede conseguir buena adaptación en la esfera
laboral, social y familiar.
Evolución
·
Evolución
cronificada (43%)
·
Ausencia
de recaídas (22%)
·
Recurrencia
de recaídas (35%)
Factores
de buen pronóstico
- Presentar un inicio tardío.
- Tener una buena adaptación previa, con inicio
agudo, coincidiendo con factores vitales estresantes.
- Responder bien a la medicación.
- Cumplir estrictamente la medicación y los
controles.
- Mantener un ritmo de vida con cierta estabilidad
de horarios laborales y de sueño, evitar el consumo de sustancias tóxicas,
etc.
- Pertenecer al sexo femenino.
- No tener antecedentes familiares o un historial
familiar de trastornos afectivos tales como depresiones o trastorno bipolar.
- Pertenecer al subtipo paranoide, con predominio
de síntomas positivos.
- No presentar alteraciones neuroestructurales en
la neuroimagen y tener buenos resultados en las pruebas neuropsicológicas.
El
tratamiento de la esquizofrenia incluye un conjunto de medidas farmacológicas y
psicológicas y de recursos sociales que tienen la finalidad de actuar
potenciándose unos a otros para lograr la remisión de los síntomas y la
adaptación aceptable del enfermo en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
¿Cuál es
el papel de la familia en la evolución de la enfermedad?
Cuando el
paciente esquizofrénico presenta el primer episodio de la enfermedad suele
estar conviviendo en el ámbito familiar.
Cada núcleo
familiar es diferente y, por tanto, reaccionará también con conductas y
sentimientos diversos.
La manera en
que se desarrolla esta relación es uno de los factores clave en la evolución de
la enfermedad.
Ha de
existir una buena comunicación con los familiares para poder aportarles la
información y la educación necesarias para que entiendan la enfermedad, la
compartan y puedan ayudar en las necesidades del paciente.
Signos de
riesgo de recaídas:
_ Cambios en el comportamiento.
_ Irritabilidad o agresividad.
_ Insomnio.
_ Incremento de dificultades en la
concentración.
_ Sentimientos de abatimiento o
depresión.
_ Actitud de bloqueo.
Hay una gran
variedad de manifestaciones clínicas dentro del trastorno esquizofrénico, lo
que provoca que a menudo se hable de grupo de las esquizofrenias y no de un
único cuadro clínico.
Aproximadamente
un 25% de los enfermos se recupera totalmente después del primer episodio. Un
25% mejora considerablemente y puede vivir casi de manera independiente.
Un 25%
mejora ligeramente pero mantiene algunos síntomas y necesita una red de apoyo
social. El 25 % restante no mejora, tiene una mala evolución y una mala
adaptación social.
Las causas
más frecuentes de las recaídas son abandonar la medicación, reducir las dosis o
no llevar un control en la toma de la medicación, así como tener un entorno
familiar de rechazo, de hostilidad o de sobreprotección, consumir sustancias
adictivas y sufrir acontecimientos vitales estresantes.
A menudo la
esquizofrenia comporta riesgos que contribuyen a que la enfermedad evolucione
peor o comporta otras enfermedades. Estos riesgos son el abuso de sustancias
tóxicas como el tabaco, el alcohol y otras drogas, así como el incumplimiento
de la medicación por falta de conciencia de la enfermedad o por padecer efectos
secundarios. También puede haber riesgo de suicidio entre los enfermos que
presenten sintomatología depresiva.
Glosario
Psicosis:
pérdida del juicio de
la realidad. No es específica de la esquizofrenia y se puede observar en otros
trastornos psiquiátricos y no psiquiátricos.
Idea
delirante o delirio: creencia
irreductible a la lógica que gobierna el pensamiento y la conducta del
paciente. En función del contenido del delirio, se clasifican en diferentes
tipos: de persecución, de perjuicio, megalomaníacos...
Alucinación:
percepción sensorial
sin estímulo que la provoque. Hay tantos tipos diferentes de alucinaciones como
órganos sensoriales: auditivas (las más frecuentes en la esquizofrenia),
visuales, táctiles...
Antipsicótico
o neuroléptico: fármaco
que trata la psicosis. Existen dos generaciones diferentes de estos fármacos
con distintos mecanismos de acción, aunque todos actúan sobre la dopamina.
Dopamina:
neurotransmisor que
pemite la comunicación entre las neuronas del cerebro. De todos los diferentes
neurotransmisores, la dopamina es actualmente la más implicada en la
fisiopatología de la esquizofrenia y de la que se dispone de más información.
Cognición:
función mental
superior, como la atención, la memoria y la función ejecutiva, encargada de la
capacidad de planificar y anticipar y de la secuenciación temporal de nuestra
conducta. Los pacientes con esquizofrenia pueden presentar deterioro en dicha
función.
Bibliografía:
1. Bernardo, M. La Esquizofrenia. ForumClinic. Hospital
Clinic de Barcelona. Fundació Clínic per a la Recerca Biomèdica.
2. Schizophrenia. NSF.