jueves, 30 de julio de 2015

Una prueba rápida permite identificar a los niños con problemas de alfabetización o discapacidad de aprendizaje

Una prueba rápida permite identificar a los niños con problemas de alfabetización o discapacidad de aprendizaje




MADRID, 15 Jul. (EUROPA PRESS)
Una prueba biológica rápida puede ser capaz de identificar a los niños que tienen problemas de alfabetización o discapacidades de aprendizaje mucho antes de que aprendan a leer, según una nueva investigación de la Universidad Northwestern, en Evanston, Illinois, Estados Unidos, cuyos resultados se publican este martes en ‘Plos Biology’.
El trabajo se centra en la capacidad del niño para descifrar el habla — específicamente consonantes– en un caótico ambiente ruidoso. Los niños ágrafas cuyos cerebros procesan ineficientemente el habla en un contexto de ruido son más propensos que el resto a tener problemas con la lectura y el desarrollo del lenguaje cuando llegan a la edad escolar, según los autores.
Este enlace recién descubierto entre la capacidad del cerebro para procesar el lenguaje que se habla en un ambiente ruidoso y la habilidad de leer en prelectores “ofrece un espejo biológico de la alfabetización futura de un niño”, explica la autora principal del estudio Nina Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de Northwestern.
“Hay excelentes intervenciones que podemos hacer con los lectores con dificultades durante los cruciales años de preescolar, pero cuanto antes mejor”, apunta Kraus, profesora de Ciencias de la Comunicación, Neurobiología y Fisiología en la Facultad de Comunicación. “El reto ha sido identificar los niños que son candidatos para estas intervenciones y ahora hemos descubierto una manera”, agrega.
Ambientes ruidosos, como los hogares con televisores a todo volumen y llantos de niños, aulas ruidosas o paisajes urbanos, pueden alterar los mecanismos cerebrales asociados con el desarrollo de alfabetización en los niños en edad escolar.
El estudio de Northwestern, que mide directamente la respuesta del cerebro al sonido utilizando electroencefalografía (EEG), es uno de los primeros en encontrar el efecto perjudicial en los niños ágrafas. Esto sugiere que la capacidad del cerebro para procesar los sonidos de las consonantes en el ruido es fundamental para el lenguaje y el desarrollo de la lectura.
El habla y la comunicación a menudo se producen en lugares ruidosos, entornos que gravan el cerebro. El ruido afecta especialmente a la capacidad del cerebro para escuchar las consonantes, en lugar de las vocales, porque las consonantes se dicen muy rápidamente y las vocales son acústicamente más simples, según Kraus.
“Si la respuesta del cerebro al sonido no es óptima, no puede seguir el ritmo de los rápidos cómputos requeridos para procesar el ruido”, dice Kraus. “Si un niño no puede dar sentido de estos sonidos a través del ruido de fondo, no desarrollará los recursos lingüísticos necesarios cuando comience a aprender a leer”, apostilla.
En el estudio, se colocaron los cables de EEG en el cuero cabelludo de los niños; lo que permitió a los investigadores evaluar cómo el cerebro reacciona al sonido de las consonantes. En la oreja derecha, los jóvenes participantes en el estudio escucharon el sonido ‘da’ superpuesto sobre el murmullo de seis personas hablando, mientras en la oreja izquierda, escucharon la banda sonora de una película que ellos eligieron, para mantenerlos quietos.
“Cada vez que el cerebro responde al sonido emite electricidad, por lo que podemos captar cómo el cerebro extrae el habla del ruido –apunta Kraus–. Podemos ver con una definición extrema lo bien que el cerebro extrae cada detalle significativo en el habla”.
Los investigadores capturaron a tres aspectos diferentes de la respuesta del cerebro al sonido: la estabilidad con la que los circuitos estaban respondiendo; la velocidad con la que los circuitos estaban activando; y la calidad con la que los circuitos representaban el timbre del sonido. Con el uso de estos tres datos, desarrollaron un modelo estadístico para predecir el rendimiento de los niños en las pruebas clave de alfabetización temprana.
En una serie de experimentos con 112 niños entre las edades de 3 y 14 años, el equipo de Kraus descubrió que su evaluación neurofisiológica de 30 minutos predice con una precisión muy alta cómo un niño de 3 años de edad realizará múltiples pruebas de prelectura y cómo, un año más tarde a los 4 años, se desempeñará a través de múltiples habilidades lingüísticas importantes para la lectura.
El modelo ha demostrado que también predice con exactitud la perspicacia en la lectura de los niños en edad escolar, además de si habían sido diagnosticados con una discapacidad de aprendizaje. “La importancia de nuestro enfoque biológico es que podemos ver cómo el cerebro da sentido al sonido y su impacto para la alfabetización,en cualquier niño”, concluye Kraus.

martes, 28 de julio de 2015

Secuelas de Dificultad en el Aprendizaje

ESTUDIANTES CON NECESIDADES ESPECIALES RECIBEN POCA AYUDA

Los líos del niño diferente

No todos los niños son ´típicos´. Ante dificultades de aprendizaje existen adecuaciones para adaptarse a su ritmo.

(Artículo Publicado en el Diario La Prensa)

Ariadna de Petterson está segura de que si a alguien se le ocurriese estudiar las razones de fondo de los fracasos escolares, encontraría que muchos son consecuencia de los problemas de aprendizaje.

“Una persona que fracasa, ¿en qué va a parar? Probablemente deserte del sistema”, plantea Petterson, la directora nacional de Educación Especial del Ministerio de Educación.  Solo en 2010, por ejemplo, 27 mil 457 estudiantes de la premedia y la media no lograron avanzar de año.  En términos económicos esto representó para el Estado una pérdida de 19.2 millones de dólares, pero los expertos saben que las secuelas psicológicas y hasta sociales pueden ser peores.

Ella tiene a su cargo un equipo de fonoaudiólogos, psicólogos, especialistas en dificultades del aprendizaje y trabajadores sociales. Son varios, pero no suficientes para todo el país. “Los recursos que tenemos son escuálidos y las respuestas están atrasadas”, confiesa la funcionaria al referirse al personal escaso y al hecho de que, con toda probabilidad, la dirección apenas logra detectar y ayudar a una mínima parte de los niños y jóvenes que tienen necesidades educativas especiales (NEE).

La norma legal indica –Decreto Ejecutivo No.1 de 2000– que las NEE son aquellas “dificultades mayores” que presentan algunos alumnos, las que dificultan “acceder a los aprendizajes que les corresponden por edad”. Se incluye aquí también a los niños que tienen “talentos especiales y que, para ser atendidos adecuadamente, puedan requerir recursos de apoyo, ajustes o adaptaciones en una o varias áreas del currículum escolar”.

Se diferencian de los niños con discapacidad porque no tienen problemas de retardo mental ni condiciones físicas que les dificulten el aprendizaje.

Los datos oficiales indican que en los centros educativos regulares hay 7 mil 202 niños y jóvenes con NEE, que antes de ser diagnosticados por el equipo de educación especial, eran mal vistos en los colegios porque no se ajustaban a la “normalidad” esperada por el cuerpo docente.

Tal como dicen José Aguilar y Ana María Urriola, psicólogos de la Fundación Valórate, el problema del sistema educativo panameño es que “está orientado a una población normal [promedio o típica]”, y cuando un chico se sale del “estándar” no saben qué hacer con él y se le estigmatiza.

“Los maestros incurren en conductas que empeoran la situación: humillarlo, no valorar el esfuerzo y ser negativos”, explica Aguilar

Valórate trabaja con niños con déficit de atención (ver cuadro). Con centros en Herrera, Coclé y en la ciudad de Panamá, muchos llegan porque sus padres ya están cansados de recibir quejas de los maestros.

“El asunto es que el niño es así porque es así, no porque quiere”, recalca Aguilar, refiriéndose a las protestas de los docentes.

Petterson conoce bien los problemas del sistema: “Los docentes realmente no están capacitados. Es un problema de actitud y también de matrícula alta, porque esto no permite una intervención adecuada. Es cuestión también de metodología, porque el maestro se acostumbra a enseñar una cosa de determinada manera, esa dinámica de trabajo se queda así y no vemos los ritmos ni las formas de aprendizaje”.

También es cuestión de recursos. O de falta de ellos. “Tenemos una demanda extremada; se nos agudiza la situación”, confiesa Petterson.

Para 2012, la Dirección Nacional de Educación Especial aspira a contar con un millón de dólares para ampliar su servicio de apoyo educativo. Un servicio que quiere ampliarse para ayudar a los niños con “altas capacidades”, en un programa que arrancó este año y que ya ha detectado a seis.

Si el millón de dólares se hace realidad sería un gran salto. Para 2011, la dirección apenas si tiene 30 mil dólares para funcionar.

La idea, añadió la funcionaria, no es solo encontrar a los niños con dificultades y trabajar con el maestro en las adecuaciones curriculares o intervenciones de conducta, sino preparar pruebas para el preescolar y hasta el tercer grado de primaria, “para identificar el problema y no esperar a que este tome cuerpo”.


http://impresa.prensa.com/panorama/lios-nino-diferente_0_3209679067.html