miércoles, 10 de junio de 2015

Acoso escolar o bullying

Qué es el Bullying
El acoso escolar o bullying es una situación abuso o maltrato –físico o psicológico– mantenido en el tiempo, sufrido por un menor y realizado por uno o varios de sus compañeros, todo ello dentro del ámbito académico. Se trata de una práctica que está generando una preocupación creciente en nuestra sociedad, debido al aumento de los casos detectados, y a que sus efectos permanecen en el tiempo, habiéndose constatado casos de suicidios por su causa.
Agresiones físicas, como golpes, zarandeos o zancadillas, pero también psicológicas como coacciones, hostigamiento, insultos o amenazas, son las armas que suelen utilizar los acosadores para menoscabar la voluntad y la autoestima del acosado, así como para facilitar los sentimientos de exclusión, marginación y aislamiento social; mientras que el agresor se siente reforzado en su autoridad en detrimento de su víctima.
El acoso escolar suele abarcar únicamente las agresiones entre iguales –y no aquellas que se produzcan por parte de un profesor o padre a un pequeño–, incluyendo en este tipo las conductas de los niños mayores en edad o curso hacia estudiantes de cursos inferiores; igualmente, se incluyen las conductas agresivas que se llevan a cabo fuera de las inmediaciones escolares, pero que se producen entre compañeros.

Bullying, un problema mundial

El acoso escolar o bullying es un problema global que afecta a todos los países, y que se suele dar principalmente entre los 12 y los 16 años; en algunos países se ha calculado que el porcentaje de menores afectados, ya sea por agresión física o verbal, es de uno de cada tres alumnos, como en el caso de México o Brasil, mientras que en otros países este porcentaje se eleva a uno de cada dos, según datos de la UNESCO.
Esta situación se está agravando y generalizando en los últimos años debido también al mayor acceso a la tecnología por parte de los menores, ya sea en el uso de Internet, o de dispositivos como los teléfonos inteligentes, lo que está propiciando una nueva modalidad de acoso, denominada ciberbullying o ciberacoso, donde existe un mayor sentimiento de impunidad por parte del agresor.

Causas del Acoso Escolar o Bullying
Normalmente el acoso escolar o bullying surge de forma espontánea, y suele iniciarse como una gracia que, por extraño que parezca, no es en absoluto censurada, y el menor agresor no solo no es recriminado por algún adulto (si está presente) o por sus compañeros, sino que estos le ríen la gracia y le felicitan por su ocurrencia, por lo que se vereforzado y justificado socialmente, y tenderá a repetir su conducta para volver a recibir los elogios de los demás.
Una situación que de repetirse, y volverse a ver reforzada, va a iniciar un círculo vicioso de agresividad como forma de aceptación y de obtener refuerzo social por parte del agresor, en detrimento del agredido, que ve mermada su valoración social además de su autoestima, convirtiéndose en muchos casos en el chivo espiratorio, sobre el que cargar las culpas cuando ocurre que un profesor regaña al agresor o a sus compañeros.
Cualquier cosa puede servir como excusa para que se inicie una situación de acoso, ya sea que la víctima es el nuevoque acaba de llegar, que tiene otro color de piel, un acento raro o, simplemente, por su forma de pensar o vestir; todo vale para iniciar el acoso que, además, tendrá mejor aceptación por parte de sus compañeros cuando esas diferencias sean más evidentes externamente.
La situación de acoso puede también originarse como una forma de desahogo de situaciones estresantes en el seno de la familia del acosador, y esto no depende tanto del estatus económico de los progenitores, sino de la forma en que éstos se relacionan, resultando más probable que surjan en los momentos de cambios, como ante un divorcio o separación, sobre todo cuando no se hace de forma amistosa.
Igualmente, vivir en casa una situación de maltrato va a hacer que el niño vea dicha conducta como algo normal y que después la exprese en el colegio contra una víctima a la que escoge, del mismo modo que lo ha vivido en casa. Algunos estudios han intentado relacionar estas conductas de agresividad con el constante consumo de violencia gratuita en la televisión, aunque los datos no son concluyentes, ya que depende mucho más de los valores de la propia familia.

Consecuencias del Acoso Escolar o Bullying
El primer síntoma que provoca el acoso escolar bullying en los afectados es precisamente que no quieren ir al colegio, para evitar ser objeto de abuso y maltrato por parte de sus compañeros. Se produce así una pérdida de interés por realizar actividades relacionadas con el centro educativo, y el rendimiento escolar y, consecuentemente, las calificaciones, se ven afectados de forma significativa, hasta el punto de que la víctima puede llegar a tener que repetir curso por ello.
Con posterioridad, y debido al acoso prolongado, se van a producir otra serie de consecuencias como son:
  • Síntomas asociados al estrés continuado, como ansiedad, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, y ataques de ira sin que medie causa que lo justifique.
  • Síntomas asociados a la baja autoestima y a la depresión, como pérdida de apetito, falta de interés por las actividades que antes le resultaban atractivas (anhedonía), comportamientos de evitación de situaciones sociales –lo que le puede llevar a encerrarse en casa–, y llanto continuado.
  • Síntomas somatizados, como dolor de barriga, pecho o cabeza, náuseas y vómitos.
También se ha observado que estos pequeños cuando crecen pueden convertirse a su vez en maltratadores de otros compañeros de menor edad, o incluso de su pareja. Estas secuelas van a hacer que al llegar a adulto tenga:
  • Más riesgo de consumir sustancias ilegales.
  • Mayor propensión a participar en peleas o a llevar a cabo actos delictivos.
  • Tendencia a no responsabilizarse de las consecuencias de sus actos.
  • Falta de empatía, por lo que no tienen en cuenta los sentimientos de otras personas.
  • Problemas a la hora de establecer relaciones con los demás, sobre todo en la intimidad.
Todo lo anterior se debe al efecto que produce en el acosado una situación de amenaza y coacción continuada en el tiempo, en una época tan delicada como es la de la formación de la personalidad y de las primeras experiencias con el sexo contrario.

Consejos para Prevenir o Corregir el Acoso Escolar
Actualmente se están implementando medidas desde las instituciones educativas, tanto para prevenir el acoso escolar o bullying, como para concienciar a los posibles implicados, facilitar las denuncias, y evitar que siga manteniéndose la conducta de acoso. Para ello, lo primero que hay que hacer es comunicar el hecho al centro educativo para que tenga constancia de la situación y busque una solución para cortar el círculo vicioso del acoso.
Esta comunicación se puede realizar tanto por parte del alumno afectado o sus padres, como incluso por los propios profesores. Para ello, algunos centros ofrecen formación sobre cuáles son las manifestaciones o síntomas más habituales que pueden alertar a los docentes de que en su clase se está produciendo algún caso de acoso; aunque para evitar ser descubiertos, es frecuente que los acosadores hostiguen a sus víctimas fuera de las instituciones educativas para que no haya testigos, lo que dificulta la detección del problema.
A parte de la intervención terapéutica, tanto sobre el menor acosado como sobre el acosador, la medida más eficaz para romper este círculo vicioso del acoso, es la separación de acosado y acosador con un cambio de clase o de centro educativo. Sin embargo, es fundamental realizar una intervención terapéutica sobre el acosador, ya que si no se hace nada al respecto, buscará a otro chivo espiratorio sobre el que iniciar una nueva cadena de abusos.

Consejos para los padres de la víctima de acoso escolar

En el caso de que los padres aprecien cambios en su hijo, o le noten triste o preocupado, pero todavía desconozcan la existencia de la situación de acoso, se aconseja lo siguiente:
  • Deben de escuchar a su hijo sin juzgarlo; si el menor viene a casa diciendo que se ha peleado o que le han pegado, no tienen que recriminarle por ello ya que, si lo hacen, la próxima vez no dirá nada.
  • Es conveniente que de vez en cuando le pregunten sobre sus relaciones en la escuela, y no sólo sobre la evolución de sus calificaciones, de forma que puedan detectar si tiene alguna dificultad en sus relaciones con sus compañeros.
  • Es aconsejable hablar periódicamente con el profesor o tutor del pequeño, para interesarse sobre cómo van sus estudios, pero también informarse sobre qué tal le va con el resto de sus compañeros.
  • Una vez que se detecta que algo no va bien, hay que tratar de hablar con el niño, con el tutor o con el profesor, de forma que se esclarezca la situación.
Cuando ya se conoce que existe acoso, las medidas que deben adoptar los padres son:
  • No minimizar ni menospreciar los percances que su hijo pueda sufrir en la escuela, pensando que es unachiquillada, o que con el tiempo se resolverá espontáneamente.
  • Tratar de proteger al menor de las situaciones en donde se produzca el acoso, por ejemplo de vuelta a casa, recogiéndole a la salida de la escuela.
  • Hacer que el niño se sienta cómodo, de forma que pueda comentar siempre que quiera o lo necesite, tanto lo que le pasa, como lo que le hace sentir, ya que es en este segundo aspecto donde se puede intervenir.
  • Procurar que el pequeño no pierda el curso, ayudándole si es necesario con clases particulares, ya que ver cómo los demás progresan y él no, iría en contra de su autoestima.
  • Llevarle a un orientador o psicólogo para que reciba ayuda terapéutica, no con la idea de que el menor tiene un trastorno psicológico, sino precisamente para evitar que lo pueda desarrollar en un futuro debido a la situación que se ve obligado a sufrir.

Consejos para los profesores ante el acoso escolar

La intervención de los profesores es muy importante a la hora de detectar y corregir una situación de acoso escolar, por ello deben:
  • Estar atentos a los cambios en el rendimiento de sus alumnos, tanto en cuanto a atención en clase como a sus resultados, ya que son uno de los índices más claros de que algo no funciona como debiera.
  • Observar si algún niño se queda aislado dentro de la clase; es decir, no interactúa con los demás, pues será signo de que algo le sucede en el ámbito de las relaciones sociales.
  • No permitir dentro de su clase, ni en su presencia, que se rían de ninguno de sus alumnos, pues eso puede ayudar a reforzar el sentimiento de grupo en contra de uno de ellos.
  • Evitar que se produzcan tensiones o competencias no sanas entre compañeros, ya que pueden facilitar la aparición de situaciones de acoso fuera del aula.
  • Tratar de elogiar a los alumnos por igual, ya que el reforzamiento sobre uno o unos pocos puede hacer florecer los celos del resto, pudiendo convertir así a los primeros en objeto de envidia para el resto del grupo.
  • Frenar cualquier tipo de agresión, mediante indicación verbal y, si se repite, remitiendo el caso a la dirección o al orientador para que intervenga, de forma que no entorpezca el normal desarrollo de las clases.

Consejos para los amigos de una víctima de acoso escolar

Los amigos del acosado también pueden ayudar:
  • Deben procurar, si son testigos de algún tipo de agresividad, comunicarlo a un adulto inmediatamente, para que éste pueda intervenir al respecto.
  • No se hace ningún bien ayudando al amigo acosado a ocultarlo, ya que con esta actitud aumenta el sentimiento de impunidad del acosador.
  • No es preciso enfrentarse al acosador, pues este comportamiento, lejos de solucionar el problema, puede provocar que se meta con su víctima con más ganas todavía.
  • Intentar no dejar sólo al amigo acosado en aquellas circunstancias en que se produce la agresión, ya que es más difícil que el acosador arremeta contra dos o tres personas a la vez.
  • Tratar de que el amigo acosado no se encierre en sí mismo, e intentar que tenga momentos de esparcimiento en los que se encuentre a gusto y se libere de las tensiones provocadas por el acoso.

Perfil del Acosador Escolar
Una de las mayores dificultades que se encuentra el profesional de la salud o terapeuta que trata de realizar una intervención sobre el acosador escolar es descubrir qué es lo que dio origen a esa conducta; además, la falta de conciencia de estar haciendo algo indebido va a ser el mayor obstáculo tanto para pedir ayuda terapéutica, como para que cuando se le asigna la puedan asumir y resulte eficaz.
En algunos casos el origen de la conducta de acoso escolar o bullying proviene precisamente de haber sufrido malos tratos o acoso él mismo por parte de otros compañeros y, en ocasiones, de haberlo sufrido en su propia casa, y que la violencia que ejerce ahora contra otros sea la forma en que exterioriza cómo se siente al respecto. Pero otro motivo puede ser también la frustración que le provoca un deficiente desempeño académico, que le empuja a poner en supunto de mira a un compañero con más éxito en los estudios –al que considera un empollón–, haciéndole así objeto de su acoso.
La personalidad del menor acosador se va reforzando en su deseo de quedar por encima de otros, a la vez que siente una acuciante necesidad de conseguir la aceptación social, por lo que dicha conducta le va a ir formando como persona y se mantendrá durante la edad adulta, en la que este tipo de individuos se suelen caracterizar por tener una baja capacidad de empatía, problemas en las relaciones con los demás –sobre todo en la intimidad–, un escaso nivel de frustración, sin apenas control de sus emociones, y una acusada tendencia a no responsabilizarse de sus actos.
Es muy importante corregir esta conducta desde que el niño es pequeño cuando los padres o profesores se dan cuenta de alguna conducta agresiva por su parte. En estos casos siempre hay que intervenir, no tanto para regañarle y reprenderle por su actitud, como para educarle y enseñarle a expresarse sin agresividad y tratando a los demás con el mismo respeto con el que quiere que le traten, y haciéndole entender que hay otros modos de hacer las cosas, sin molestar al resto.
El acoso es una manera de expresión de la agresividad; es decir, el acosador encuentra un chivo expiatorio sobre el quedesahogarse. Por ello, cuando se quiere intervenir en el menor se ha de analizar de dónde proviene esa agresividad y, sobre todo, darle herramientas para que pueda expresarse de forma constructiva y positiva, sin necesidad de hacer mal a nadie.

http://www.webconsultas.com/bebes-y-ninos/educacion-infantil/acoso-escolar-o-bullying-12634

Quienes son los Asesinos en Serie en Estados Unidos

Quienes son los Asesinos en Serie en Estados Unidos


La mayoría de los asesinos en masa en Estados Unidos son personas cuerdas, sin ningún tipo de patología mental, los cuales cometen estos actos por resentimiento, celos o venganza. Sólo el 20% presentan algún tipo de trastorno mental, y de éstos, la mayoría son por drogas psicotóxicas (entre las cuales está el alcohol) o por trastornos de la personalidad. En este articulo, se describe este fenómeno, que no exclusivo de ningún país. 

Dr. Guillermo Rodríguez Cárdenas

El atentado de Oklahoma, donde murieron 168 personas, fue obra de
Tim McVeigh, un extremista paranoide pero no un enfermo mental.
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JIM ARGO (AP PHOTO/THE DAILY OKLAHOMAN)
La tarde del seis de julio de 1944 iba a ser especial en Hartford, la capital de Connecticut (EE UU). Había función del circo de los hermanos Ringling. Con la mayoría de los hombres jóvenes en los distintos frentes de la II Guerra Mundial, las gradas se llenaron de mujeres y niños. Tras los leones, le tocaba actuar a los Wallendas Voladores, una familia de acróbatas. Entonces empezó el desastre. Por aquel entonces, se usaba una especie de parafina altamente inflamable para impermeabilizar los toldos. En segundos, de una llama se pasó a un pavoroso incendio. Mientras la banda tocaba la marcha Barras y estrellas por siempre, murieron al menos 168 personas. Fue el incendio con mayor número de víctimas de la historia de EE UU. Y fue el mayor asesinato múltiple de ese país.

Seis años después de la tragedia, Robert Segee, que por entonces trabajaba en el montaje del circo, confesó haberle prendido fuego. Aunque nunca pudo ser interrogado ni juzgado por el crimen, Segee sí pudo ser analizado por los médicos. Era un bruto, con un cociente intelectual de 78, cuando la media está en el 100, que había sido embrutecido por un padre que, de niño, lo castigaba poniendo sus dedos sobre el fuego. Era, como escribe el profesor de psiquiatría clínica de la Universidad de Columbia, Michael Stone, "básicamente un pirómano, provocando innumerables incendios, incluidas carpas de otros circos donde no hubo víctimas, antes del fuego de Hartford".
Stone ha estudiado la historia de los asesinos múltiples de EE UU desde 1913 hasta el año pasado. 100 años de violencia masiva de los que ha seleccionado 235 casos. Según el FBI, para que se pueda hablar de un asesinato múltiple, debe haber al menos cuatro víctimas en el mismo acto o espacio temporal, lo que descarta a los asesinos en serie. Stone ha incluido en su muestra varios sucesos en los que el asesino tenía intención de matar a más, aunque solo acabara con dos o tres. Hay ya centenares de estudios o libros sobre este tipo de crímenes. Pero lo que ha hecho este profesor ha sido recopilar toda la información oficial, publicaciones científicas o periodísticas para relacionar asesinato múltiple con salud mental. Sus resultados, publicados en la revista especializada Violence and Gender, desmontan algunos mitos, aunque confirman otros.
El asesino múltiple es casi exclusivamente un hombre, en su gran mayoría de raza blanca, de clase trabajadora, movido por algún tipo de resentimiento y, aunque pueda presentar algún problema de personalidad como el pirómano Segee, no es un enfermo mental. Aunque ha tenido problemas para clasificar los casos históricos con los estándares actuales que rigen la psiquiatría, Stone solo ha encontrado 46 casos de 235 (aproximadamente el 20%) donde el asesino era un enfermo mental. 33 de ellos entrarían en el amplio espectro de la esquizofrenia. Otros siete presentaban rasgos paranoides y el resto caían dentro del espectro autista.
"La población en general cree que los enfermos mentales tienen más probabilidades de cometer un asesinato múltiple porque los asesinatos múltiples obtienen grandes titulares en los periódicos y la gente desconoce las estadísticas de enfermos mentales y los porcentajes de los otros grupos que cometen estos crímenes", explica Stone. "Así que, si un enfermo mental protagoniza un asesinato masivo, en las mentes desinformadas, los enfermos mentales son vistos como muy peligrosos", añade.
El profesor reconoce que los casos de los últimos años no han ayudado a desmontar esa creencia. "Jared Loughner, que intentó matar a la congresista Gabrielle Gifford [acto donde murieron otras seis personas] tenía una esquizofrenia inducida por las drogas. James Holmes [mató a 12 personas en un cine en 2012] tenía un trastorno esquizotípico de la personalidad. Alexis Aaron, que asesinó a 12 personas en un campo de entrenameinto de la Marina, era un esquizofrénico paranoide. Y Adam Lanza, que mató a aquellos escolares en Connecticut tenía Asperger", recuerda.
El caso de Lanza es el más dramático de la historia reciente de EE UU. El joven, de 20 años, era incapaz de mirar a los ojos de la gente. Antes de la matanza en la escuela primaria de Sandy Hook, el 14 de diciembre de 2012, Lanza se comportaba de forma extraña desde meses atrás. Vivía con su madre, pero hacía dos años que solo se comunicaba con ella por correo electrónico. La madre era una paranoica, llevaba tiempo preparándose para el fin del mundo, que creía que llegaría esas Navidades, coincidiendo con el fin de ciclo del calendario maya. Tenía en casa varias armas semi automáticas y le había pedido a Papá Noel otro rifle. Cansada de cuidar de su hijo, pensaba ingresarlo en algún centro especial. No pudo. Aquel viernes, Lanza la mató con uno de sus rifles antes de dirigirse a la escuela donde acabaría con la vida de una veintena de pequeños de apenas seis años y seis de sus profesores.
"La gente empezó a temer que los hombres con autismo tipo Asperger fueran muy peligrosos", comenta el profesor Stone, que insiste en dejar claro que en realidad muy rara vez lo son. "Lanza ejemplifica un grupo concreto de personas con síndrome de Asperger, que son incapaces de empatizar, no pueden entender las interacciones sociales, los chistes, las frases hechas... pero ocasionalmente culpan a los demás con los que tienen que relacionarse de su rechazo o antipatía. No se dan cuenta de que la reacción normal de alguien ante una persona así, despojada de todas las habilidades sociales, es alejarse. Lanza era un caso extremo: un completo inadaptado social que acabó cometiendo el peor asesinato en masa de la historia reciente de EE UU".
Pero las estadísticas muestran que la mayoría de los asesinatos múltiples son obra de los cuerdos. "Hay muchos otros que solo eran trabajadores resentidos, amantes despechados, algo paranoicos, airados, pero no locos", sostiene Stone. Es el caso de Timothy McVeigh. Movido por el deseo de venganza de la intervención policial contra la secta de los davidianos atrincherados en un rancho de Waco, Texas, unos años antes, McVeigh puso una bomba en un edificio federal en Oklahoma City en 1995. La acción de este extremista de derechas, con ciertos rasgos paranoides, costó la vida a 168 personas, la misma cifra que en el incendio del circo.
El incendio del circo Ringling provocó 168 muertos. En la imagen, el payaso
Emmett Kelly porta un cubo de agua para sofocar el fuego.
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WWW.CIRCUSFIRE1944.COM
También la venganza, esta vez pasional, está detrás de la tercera gran masacre. En 1990, Julio González le prendió fuego a la discoteca Happy Land, en el Bronx neoyorquino. Quería vengarse de una chica que le había dado calabazas. Murieron 87 personas entre las que no estaba su fallida novia.


Cosa de hombres

Aunque el dato no es nuevo, sí llama la atención. De los 235 casos analizados, solo nueve fueron protagonizados por mujeres. Así que el 97% de los asesinos múltiples son hombres. El porcentaje tan solo es superado por los asesinos en serie o sexuales. En términos generales, los crímenes con violencia son, en su mayoría cosa de hombres. La psicología evolutiva ha relacionado el extra de violencia masculina con la biología, vinculándola a una ancestral división del trabajo entre hombres y mujeres, con ellos como protectores del grupo. Y en esta división destacan los jóvenes. Los niveles de testosterona, por ejemplo, bajan con la edad. En la muestra, el 75% de los asesinos tenían entre 20 y 44 años de edad.
De las nueve mujeres, seis tenían algún trastorno psiquiátrico. Pero la muestra es tan pequeña que impide hacer generalizaciones. A pesar de esa limitación, se puede observar que, a diferencia de los hombres, en las mujeres, la depresión es un factor de riesgo. Deprimida profundamente, alucinaciones incluidas, estaba Andrea Yates cuando en 2001 se quedó embarazada de su quinto hijo. Vivía en un autobús de línea reconvertido por su marido en una casa cuando dio a luz. Al poco de mudarse a una casa de verdad y en plena depresión posparto, ahogó a los cinco pequeños.
"La evolución ha modelado a las mujeres para ser más empáticas que los hombres, que están configurados para ser agresivos y externalizar su insatisfacción contra los demás. Las mujeres tienden a echarse la culpa de los problemas en las relaciones, aunque no la tengan. Por eso son mucho menos propensas al asesinato y, mucho menos, a cometer asesinatos en masa", recuerda Stone.
El psiquiatra estadounidense también ha estudiado casi un centenar de asesinatos múltiples fuera de EE UU. Aunque el análisis no ha sido exhaustivo, sí permite destacar que es en ese país donde se producen la mayor parte de las masacres no relacionadas con la política, el terrorismo o la violencia social. Para Stone, esto viene provocado por el fácil acceso a las armas. De hecho, existe una correlación entre la proliferación de armas semiautomáticas en EE UU desde los años 80 y el aumento de este tipo de crímenes.
(*) Siguiendo las recomendaciones de los expertos, el reportaje no incluye imágenes de ninguno de los asesinos para evitar darles notoriedad. Sus nombres sí han sido incluidos para hacer legible la historia.